LA TUTORÍA Y LA ASESORÍA |
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EN LA EDUCACIÓN ABIERTA Y A DISTANCIA |
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Mario Pérez Zuviri MTE, Universidad Virtual, UAEH. 2010 |
Resumen
El dilema entre la Tutoría y la Asesoría en la Educación Abierta y a Distancia parecería ya una discusión vieja y superada, sin embargo aún encontramos en la literatura especializada, quien se refiere a los dos conceptos con la misma función. Pretendo agregar elementos que ayuden a discernir este dilema sin intentar terminar con esta discusión, siempre habrá posiciones diferentes y sobre todo nuevas concepciones teóricas educativas o dinámicas de la enseñanza y el aprendizaje, influidas por las nuevas formas de relación dadas por las actuales tecnologías de la comunicación que nos solicitaran nuevas explicaciones.
Introducción
La historia reciente de la Educación, se ha caracterizado por una intensa discusión y debate, que ha tenido como marco los cambios sociales postrevolución industrial, científicos, filosóficos, políticos, económicos, culturales, psicológicos, tecnológicos… etcétera, un largo etcétera. Un marco en el que se ha producido un enorme avance en la investigación y la rápida y constante renovación del conocimiento de todo tipo, que se ha caracterizado en estos últimos siglos, de un extraordinario crecimiento de la Humanidad, reconociendo que ha sido para bien… pero también con sus grandes momentos de profundo cuestionamiento, con retos que de momento parecen insuperables.
El avance infinito de la tecnología y la aplicación de ellas para la comunicación y el entretenimiento, dio la oportunidad sobrada para su uso en la educación, una educación planeada para una sociedad enteramente visual.
Al surgir un nuevo paradigma en la educación, pasando de la enseñanza al aprendizaje, con el apoyo de teorías psicológicas, cambiando la visión a modelos educativos basados en el aprendizaje, en el estudiante.
La educación abierta y a distancia se fundamenta a su vez en las pedagogías mediadas, entendiendo por tal la utilización de escenarios diversos a partir del uso de medios técnicos, mediaciones, herramientas y lenguajes tecnológicos para potenciar de manera sistemática y efectiva los procesos de formación de sujetos en espacios múltiples y en tiempos asincrónicos y sincrónicos.
Una característica fundamental de la educación abierta y a distancia es la tutoría y/o asesoría y tendrían propósitos específicos debido a su modelo psicopedagógico, que se sustentan en estrategias didácticas distintas a las tradicionales, para un mejor desempeño académico del alumno, para un mejor desenvolvimiento personal, apoyándolo en el trayecto de su formación profesional.
…” el mejor profesor no era el que nos daba la respuesta correcta sino quien nos ayudaba a que la encontrásemos por nosotros mismos”. MARTÍNEZ (2004).
La Tutoría y la Asesoría en la Educación Abierta y a Distancia
En la educación abierta y a distancia, el aprendizaje es sustentado en métodos en los que, debido a la separación física de los estudiantes y los docentes, la fase de interacción, se realiza mediante materiales impresos, elementos mecánicos o electrónicos y el uso de las nuevas tecnologías, con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información (NTIC’s), la comunicación puede ser interactiva y realizarse al mismo tiempo o en el transcurso del proceso de enseñanza-aprendizaje, el alumno se encuentra a cierta distancia del docente, ya sea durante una parte, la mayor parte o incluso todo el tiempo que dure el proceso de aprendizaje.
En este alejamiento alumno-docente existe una mediación que es fundamental en la educación a distancia: el profesor tutor o asesor, el cual es un elemento importante para el funcionamiento de un sistema de educación a distancia pues es uno de los responsables de la creación de condiciones psicosociales para la generación de ambientes de aprendizaje, diferentes al de la escuela.
El papel del profesor-tutor, en un sistema de educación abierto y distancia, debe ser orientado a conocer y entender los problemas y necesidades que enfrenta el alumno en esta modalidad educativa y ser parte de la construcción de ambientes de aprendizaje significativos en los alumnos.
La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) en su propuesta de Programa Estratégico para el Desarrollo de la Educación Superior, en su apartado relativo a los “Programas de las Instituciones de Educación Superior”, incluye uno para atender el “Desarrollo Integral de los Alumnos”, en donde se señala que:
“Como componente clave para dar coherencia al conjunto, se requiere que las IES pongan en marcha sistemas de tutoría, gracias a los cuales, los alumnos cuenten a lo largo de toda su formación con el consejo y el apoyo de un profesor debidamente preparado”.
“La tutoría se entiende como el acompañamiento y apoyo docente de carácter individual, basada en una atención personalizada que favorece una mejor comprensión de los problemas que enfrenta el alumno, por parte del tutor, en lo que se refiere a su adaptación al ambiente universitario, a las condiciones individuales para un desempeño aceptable durante su formación y para el logro de los objetivos académicos que le permitirán enfrentar los compromisos de su futura práctica profesional y con un claro propósito de abatir los índices de reprobación y rezago escolar, disminuir las tasas de abandono de los estudios y mejorar la eficiencia terminal” (ANUIES, 2000).
La función orientadora del tutor es situar a los alumnos en esta modalidad educativa, donde se introducen métodos activos en la enseñanza con actividades de aprendizaje, con la finalidad de que el alumno sea el protagonista de su propio aprendizaje y desarrolle un autoaprendizaje significativo.
En el “Manual del Tutor, bases conceptuales y guía técnica” Facultad de psicología (2002), donde se especifican y describen las acciones y formas de este sistema de tutoría.
Lo que destaca aquí, por el caso que nos ocupa, es el perfil del Tutor, del cual solo mencionaremos algunas que consideramos relevantes puesto que en general ya conocemos el común denominador en el que varios autores y analistas coinciden.
• Conocimiento básico de la disciplina y del plan de estudios de la carrera.
• Vocación docente y comportamiento ético.
No se menciona de manera explícita quien debe cubrir las funciones de Tutor, pero se sobreentiende que será un miembro del personal académico, profesor o investigador que dentro de su actividad docente, realice funciones de tutoría. Estas funciones serán básicamente tres:
1. Las dedicadas al desarrollo personal del alumno.
2. Las orientadas al desarrollo académico del alumno.
3. Las que persiguen una orientación profesional del alumno.
El manual describe muy ampliamente las funciones, acciones, técnicas, actividades, planeación, desarrollo y evaluación de la acción tutorial, define los apoyos con los que contara el Tutor, acceso a cierta información personal del alumno y de manera general se establece que el manual en sí mismo será suficiente para que el profesor esté preparado para sus funciones de Tutor.
Es común en la literatura especializada en educación, tradicional abierta y a distancia, donde abordan el tema de la tutoría, que se mencione la necesidad de formación y capacitación particular de los docentes en sus funciones de Asesor y de Tutor, muy específicamente en las necesarias para la educación abierta y a distancia; y efectivamente no serían otras que las aplicadas a la modalidad tradicional, sino serían más; a las del tutor se agregarían otras muy específicas debido a su modelo psicopedagógico, dirigidos a la autosuficiencia del alumno, que incide en el desarrollo y adquisición de capacidades autogestivas y de independencia, se fomentan y promueven el establecimiento de nuevas relaciones entre aprendizaje, estudio, trabajo y vida personal para un mejor desenvolvimiento académico, profesional y personal del alumno acompañándolo en el trayecto de su formación, más las que se requieren para el seguimiento y contacto con el alumno a distancia.
“En principio el tutor debe tener las mismas características que se le pedirían a un profesor tradicional, pero además debe tener un entrenamiento especial en aspectos relacionados con los sistemas a distancia. Por ejemplo, debe estar convencido de que éstas son estrategias pedagógicas válidas, confiables y con mucho futuro”. Cejas; Córica. (sin)
El método es el que da sentido de unidad a todos los pasos o momentos de la enseñanza y del aprendizaje para lograr los objetivos que se hayan planeado; objetivos que obedecen a las necesidades del alumno o a los objetivos curriculares.
Un método de enseñanza necesita de una serie de técnicas y apoyos didácticos para concretarse; en consecuencia, las técnicas de enseñanza son formas de orientación inmediata del aprendizaje del alumno. Si las asesorías son encuentros donde se orienta al alumno o a los alumnos, de acuerdo a la asesoría individual, virtual o grupal, para resolver sus dudas, ampliar información y evaluar los aprendizajes, en este proceso el profesor tutor desempeña funciones de orientación, de docencia y de motivación.
Consiste en un encuentro entre el profesor tutor o asesor y el alumno para resolver dudas, ampliar información, recibir orientación sobre la forma de abordar los materiales y darles sentido significativo.
Un antecedente Universitario, al que tengo referencia, se remonta al año 1988, en donde la UNAM realiza un seminario que pretende conjuntar, hasta ese momento, las experiencias, sobre todo a nivel posgrado, de los esfuerzos por definir una modalidad de docencia diferente en distintos niveles educativos y que llama: “La Tutoría en la Enseñanza Universitaria” y en su relatoría publicada en la Gaceta Universitaria del 31 de Octubre del mismo año, establece:
1) Conceptualización de tutoría.
2) Funciones del tutor.
3) Perfil del tutor.
4) Características de la tutoría en cada uno de los ciclos de las modalidades.
Entre lo más destacado de sus conclusiones, están lo referido a:
• La tutoría es un procedimiento mayéutico; es decir, pretende desarrollar, suscitadas por el tutor, las potencialidades del alumno.
• El tutor debe motivar, orientar y reforzar el proceso de aprendizaje del alumno.
• El tutor debe propiciar la independencia del estudiante con el objeto de que se convierta en autogestor de su aprendizaje.
• El tutor debe tener un amplio conocimiento de la filosofía educativa específica de que se trate, así como de las particularidades del plan y de la disciplina en cuestión.
• El tutor debe conocer y aplicar los principios psicopedagógicos que subyacen a la tutoría como modalidad docente.
En esa misma relatoría, se refiere al Sistema Universidad Abierta de la UNAM fundado en el año de 1972 y menciona que una de las tareas del tutor del SUA-UNAM, es la de elaborar los materiales que son base del sistema y realizar registros del avance de los estudiantes. Asimismo, se menciona en la relatoría, requiere tener un profundo conocimiento del proceso de aprendizaje en situaciones didácticas (sic).
Sin embargo, se señala ahí mismo, que uno de los principales problemas detectados, está la necesidad de distinguir las concepciones de tutor, asesor, orientador.
El problema que se señaló entonces, se refería a desde que se fundó el SUA-UNAM, al docente que se desempeñaba como profesor del sistema abierto se le denomino desde un principio como asesor, asesor académico; y a pesar de que no está consignado así en el Estatuto del Personal Académico de la UNAM, ni en el Estatuto de SUA-UNAM, tampoco está el de tutor.
Desde la Creación del SUA-UNAM, se consenso entre los profesores de esta modalidad educativa, el perfil de sus maestros y las funciones de esta actividad docente, así como la necesidad de establecer programas de formación, capacitación y actualización de profesores como Asesores Académicos que conocieran de los fundamentos psicopedagógicos de este tipo de enseñanza-aprendizaje.
“La tutoría y la orientación que en ella se realiza es un proceso de ayuda, individual o grupal, que permite que el estudiante tome conciencia de su propio proceso de aprendizaje y lo capacita para tomar sus propias decisiones con respecto al mismo.
En el proceso de tutoría y orientación el estudiante toma verdadero protagonismo al participar activamente con el Tutor, desde el planteamiento del aprendizaje compartido, en el descubrimiento de los factores que interfieren en su aprendizaje y/o ajuste personal, propiciando que el estudiante descubra las posibles soluciones o alternativas a los mismos.” Cejas; Córica. (sin)
En este sentido, está muy claro que un profesor en funciones docentes de Tutor en la Educación Abierta y a Distancia, deberá ser por obligación, Asesor de la misma disciplina y conocer de las particularidades de la metodología de enseñanza de estas modalidades, al impartir el mismo los planes y programas curriculares o del curso en cuestión, de las asignaturas de su área particular; de este modo estará en condiciones de ser capacitado o formado como tutor de alumnos de esta modalidad educativa.
La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) en su propuesta de Programa Estratégico para el Desarrollo de la Educación Superior, en su apartado relativo a los “Programas de las Instituciones de Educación Superior”, incluye uno para atender el “Desarrollo Integral de los Alumnos”, en donde se señala que:
“como componente clave para dar coherencia al conjunto, se requiere que las IES pongan en formación con el consejo y el apoyo de un profesor debidamente preparado”. (ANUIES, 2001)
Sin embargo, una realidad que enfrenta la educación superior en México es su baja eficiencia terminal, resultado de problemas de deserción, reprobación y de baja titulación: en promedio, de 100 alumnos que se incorporan a la licenciatura, entre 50 y 60 concluyen sus estudios y sólo 20 obtienen su título en los dos años siguientes al egreso (ANUIES, 2000).
La tutoría académica surge como una alternativa para tratar y prevenir estos problemas al facilitar la adaptación del estudiante al ambiente escolar y mejorar sus habilidades de estudio y trabajo, aumentando la probabilidad del éxito en sus estudios.
Si bien se reconoce que esta problemática obedece a una baja calidad de los servicios educativos, a deficientes condiciones de gestión y condiciones personales adversas de los estudiantes, se señalan como factores íntimamente relacionados con el fracaso escolar a la desorganización, el retraimiento social y las conductas disruptivas de los estudiantes; no podríamos pensar en el éxito de un sistema de tutoría si solo se aplica para abatir los índices de reprobación y rezago escolar, disminuir las tasas de abandono de los estudios y mejorar la eficiencia terminal; ante esa visión habría que agregar claramente y entender que las condiciones personales adversas de los estudiantes, son ocasionadas también por políticas y modelos económicos que generan situaciones sociales de descontento y desesperanza por la falta de oportunidades de desarrollo personal, de empleos y crecimiento económico, que propicia estados psicosociales y psicológicos no solo atribuibles a la persona del estudiante en particular, sino al sistema social que no produce los satisfactores oportunos y que influyen como factores de fracaso escolar, retraimiento social y conductas disruptivas, como los identifica.
Respecto de la caracterización que el mismo documento hace de los profesores, en el “Programa de Consolidación de los Cuerpos Académicos” se indica:
“en relación con los roles que habitualmente han desempeñado los dos tipos de profesores (se refiere a profesores de carrera y asignatura), deberá contemplarse una importante transformación, de manera que ya no sean fundamentalmente conferencistas o expositores, sino además tutores; guías que conduzcan los esfuerzos individuales y grupales de autoaprendizaje por parte de los alumnos; personas que los induzcan a la investigación o a la práctica profesional; y ejemplos de compromiso con los valores académicos, humanistas y sociales que las IES promuevan”. (ANUIES, 2001)
Es así como la UNAM establece un “Programa de Fortalecimiento de los Estudios de Licenciatura” (UNAM, 2002) con la idea de
“atender la deserción, el rezago, la baja eficiencia terminal y el bajo índice de titulación en los estudios de licenciatura…” (F. de P., UNAM, 2002)
Y entre las estrategias que se plantea esta el Sistema de Tutorías y tiene por objetivos formales:
“…favorecer el desempeño académico de los alumnos a través de acciones personalizadas o grupales, y contribuir a su formación integral”. (F. de P., UNAM, 2002)
En el “Manual del Tutor, bases conceptuales y guía técnica” Facultad de psicología (2002), donde se especifican y describen las acciones y formas de este sistema de tutoría.
Lo que destaca aquí, por el caso que nos ocupa, es el perfil del Tutor, del cual solo mencionaremos algunas que consideramos relevantes puesto que en general ya conocemos el común denominador en el que varios autores y analistas coinciden.
• Conocimiento básico de la disciplina y del plan de estudios de la carrera.
• Vocación docente y comportamiento ético.
El manual describe muy ampliamente las funciones, acciones, técnicas, actividades, planeación, desarrollo y evaluación de la acción tutorial, define los apoyos con los que contara el Tutor, acceso a cierta información personal del alumno y de manera general se establece que el manual en sí mismo será suficiente para que el profesor esté preparado para sus funciones de Tutor.
La asesoría en la educación abierta y a distancia, se sustenta en estrategias didácticas distintas a las tradicionales, creando ambientes educativos y de aprendizaje diferentes con materiales didácticos diseñados por un docente formado como Asesor y experto en contenidos curriculares y temáticos de los programas educativos de su área disciplinaria y es quien evaluará el desempeño académico del alumno acreditando su aprovechamiento, más otras habilidades que le otorguen la posibilidad de asesorar a su alumno a distancia.
El Asesor y el Tutor en la educación Abierta y a Distancia, puede ser el mismo docente con la misma formación y capacitación pero eso sí, con diferentes funciones con diferentes alumnos y con el mismo resultado: el asesor y el tutor enseñan.
El uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en educación, está provocando cambios no sólo en la superficie de las instituciones y sus prácticas docentes, sino en capas más profundas, por ejemplo, en el modelo instruccional, en las estrategias didácticas y por supuesto, en el rol que desempeña el docente en la modalidad abierta y a distancia.
Consideramos que no existe una única teoría sobre la educación a distancia que explique su estructura, funciones, propósitos y metas, sirva de guía a la investigación empírica y que articule un corpus sólido de conocimientos que orienten la práctica. En lugar de una única teoría, en la actualidad disponemos de una serie de constructos teóricos que, de manera parcial, destacan algunos elementos fundamentales para comprender la educación Abierta y a Distancia.
En las perspectivas tradicionales de la modalidad de educación abierta y a distancia es común sostener que el tutor guía, orienta, apoya el aprendizaje de los alumnos, pero no enseña, eso lo hace el asesor.
Sin embargo, en las perspectivas pedagógicas actuales, desarrolladas con trabajos de investigación en el campo de la didáctica por estudiosos y especialistas, el docente, en sus funciones de tutor genera propuestas de actividades para la reflexión, apoya su resolución, sugiere fuentes de información alternativas, ofrece explicaciones, favorece los procesos comprensivos, es decir, guía, orienta, apoya, y en eso consiste su enseñanza.
Lo que aparece como una contradicción no es más que un cambio de las concepciones psicopedagógicas que estuvieron en el origen de la modalidad de educación abierta y a distancia.
Consideramos que actualmente, tanto el tutor como el asesor de contenidos, son responsables de la enseñanza; en este aspecto, no hay distinciones importantes en el sentido didáctico. Lo importante es el desarrollo didáctico de los contenidos y cómo éstos se aprenden, con que herramientas se hacen accesibles, con que voluntad se resulten los problemas, con que actitud se llega a ser profesionista.
Pero donde se debe poner el énfasis en la educación abierta y a distancia, es en la re-conceptualización de un entorno educativo interactivo, creando ambientes virtuales de aprendizaje y es donde el docente, asesor y tutor, debe recibir una capacitación formal, es en lo relativo a los procesos metodológicos del uso de tecnologías que permitan estar presente y disponible, virtualmente hablando, todo el tiempo para el alumno en el concepto sincrónico y asincrónico del término.
El tutor y asesor, decíamos, además de tener los conocimientos específicos de su área y de asumir los principios básicos de la educación abierta y a distancia, debe desarrollar habilidades, como por ejemplo y algunas de ellas:
• Familiarizarse con el uso de las computadoras y manejar sistemas básicos como Windows y programas como Word, Excel y PowerPoint.
• El manejo de las herramientas de internet: usar el correo electrónico, participar en listas de correo, en foros de discusión, reconocer en la Web los nuevos entornos educativos que van apareciendo.
• Comprender los mecanismos de interacción en ambientes virtuales para fomentar un aprendizaje colaborativo.
• Haber participado y estar en capacidad de organizar actividades educativas por audio conferencia, tele conferencia y por videoconferencia.
• Tener nociones sobre diseño instruccional para poder orientar a un diseñador de materiales en línea o sistemas multimedia en una página Web.
• Experimentar nuevas modalidades de comunicación interactiva a distancia como el Chat.
• Fomentar la discusión entre los estudiantes
• Dominar las diferentes técnicas de participación en grupo para programarlas como actividades interactivas entre los estudiantes.
• Etcétera, Etcétera.
En cuanto a las diferencias entre el asesor como experto en los contenidos de la materia y el tutor, decíamos, se trataría de que un mismo académico sea a la vez un experto en su campo disciplinario y un tutor competente. Se trata de figuras complementarias y uno no suple al otro, se complementan entre sí; de hecho lo ideal es que todos los profesores sean expertos en su campo y puedan dar asesoría específica, pero a la vez que estén trabajando en la labor tutorial con los alumnos a él asignados. La diferencia entre una y otra función radica en que la asesoría se hace en tiempos definidos (la duración de un semestre) y con atención específica a una necesidad disciplinaria; la tutoría, en cambio, es permanente, es una labor de acompañamiento desde que el alumno ingresa hasta que egresa de su formación en el nivel en que se encuentre.
De este modo, la relación que se establece entre tutores y alumnos tutorados es de carácter más cercano a la que pueden establecer los alumnos con un asesor particular, ya que, una vez que termina la asesoría, concluye el vínculo y los alumnos pueden regresar con su tutor asignado. Por ello, es importante que una vez que se establece el vínculo entre tutor y tutorados se defina claramente si entre ambos hay suficiente confianza para garantizar la armonía en esta relación a largo plazo; de lo contrario, debe haber mecanismos para que el alumno pueda acercarse a otra figura que pueda fungir como tutor.
Con mayor definición, podemos decir que el asesor tiene que ver con los contenidos de las asignaturas o cursos, ofrece información adicional de los temas tratados, explica y esclarece dudas sobre teorías, conceptos y relaciones, supervisa prácticas y establece la evaluación de los contenidos.
El tutor, formado y capacitado para serlo, fomenta y promueve el establecimiento de nuevas relaciones entre aprendizaje, estudio, trabajo y vida personal para un mejor desenvolvimiento académico, profesional y personal de los alumnos. El tutor orienta, ayuda y aconseja al alumno sobre la mejor manera de organizar sus estudios, sus tiempos su ritmo de trabajo y planifica con el compromisos de avance, propone solución a conflictos académicos que represente atraso o demora en su avance, evalúa y deriva si presenta problemas personales.
Sin embargo, para el asesor como para el tutor, la interactividad es la característica más relevante y que es diferente con respecto a la formación tradicional. La interactividad facilita la comunicación y la colaboración, dos aspectos fundamentales a tener cuenta en los procesos de aprendizaje en general y muy especialmente en aquellos que se dan en entornos construidos a partir de la utilización de Internet y los diferentes recursos y herramientas que dicho entorno nos ofrece.
En este sentido el tutor debe ser capaz de movilizar a sus estudiantes hacia el aprendizaje autónomo, entendido como el proceso intelectual mediante el cual se ponen en ejecución: estrategias cognitivas conscientes, secuenciales, objetivos procedimentales, sobre todo en esta modalidad de estudio, donde el alumno pasa trabajando y estudiando solo y formalizados para obtener conocimientos y saber. Este proceso está regido por principios de acción como:
• Un interés manifiesto en razones que motiven la actuación deliberada.
• El reconocimiento de experiencias de aprendizaje previas.
• El establecimiento de nuevas relaciones entre aprendizaje -trabajo- vida cotidiana, así como entre teoría y práctica.
• La identificación de la motivación intrínseca y el desarrollo del potencial personal de la autorregulación.
El tutor debe ser capaz de proponer, dinamizar y evaluar experiencias de aprendizaje cooperativo entre sus estudiantes, en un modo más de interacción: comunicación a distancia, e-mail, participación en foros de discusión, comunidades virtuales, este es el escenario adecuado para poner en juego la autonomía intelectual de cada estudiante.
El asesor y tutor virtual deberá ejercer en muchas ocasiones de asesor técnico y en otras muchas deberá guiar, asesorar, motivar y mantener el interés del alumnado a través de técnicas de formación que irán más allá de los conocimientos académicos.
Todo ello, tal y como hemos mencionado, el asesor y tutor, requieren de una serie de cualidades, que deberán considerarse seriamente antes de afrontar la puesta en marcha de un proyecto de aprendizaje en línea.
Debemos pensar que la formación virtual no es tan sencilla como limitarnos a incluir todo el material de un curso en la Web, permitiendo al alumno acceder al mismo a través de Internet. Lo más importante, y a la vez más complicado, será encontrar una adecuada combinación y aplicación de los recursos y herramientas interactivas que podemos utilizar en este nuevo medio.
Conclusión
Concluyendo se puede afirmar que la tutoría, como práctica pedagógica, encuentra su esencia en la educación a distancia, pues el estudiante ausente del aula de clase es el que requiere de un acompañamiento presencial o a través de los medios para aprender a aprender, construir pensamiento, producir ideas, pensar activamente.
Podemos remarcar que el uso de la tecnología aporta interesantes ventajas al proceso de aprendizaje, proporcionando dinámicas pedagógicas y metodológicas basadas en la colaboración, en la cooperación, en la comunicación y el acceso a una inmensa cantidad de recursos de información.
Dicha utilización de los recursos tecnológicos no debe implicar una pérdida de autonomía o el extremo, un control por parte del asesor y tutor en el proceso de diseño e impartición de un programa de formación. Es por ello importante, contar por un lado con herramientas tecnológicas que respalden la labor del formador, a la vez que se defina una adecuada metodología que permita garantizar un óptimo seguimiento del proceso de aprendizaje del participante de un curso a distancia.
Por último, ningún programa de tutoría será efectivo sino va acompañado de estrategias vinculadas y relacionadas a programas de becas, bolsa de trabajo, acceso a los servicios de salud y programas de apoyo meta curricular y extracurricular. La tutoría tiene también una función social.
Documentos y Textos consultados
ANUIES, (2001)-- “Plan maestro de educación superior abierta y a distancia, líneas estratégicas para su desarrollo”, México: ANUIES. [Fecha de consulta: 21/10/10]. <http://www.anuies.mx/servicios/d_estrategicos/pdf/plan_maestro_1.pdf>
ANUIES, (2001). “Programas Institucionales de Tutoría. Una propuesta de la anuies para su organización y funcionamiento en las instituciones de educación superior”. México: ANUIES. [Fecha de consulta: 21/10/10].
<http://www.anuies.mx/servicios/d_estrategicos/libros/lib42/0.htm>
ANUIES (2001), La Educación Superior en el Siglo XXI Líneas estratégicas de desarrollo Una propuesta de la ANUIES “Programa de Consolidación de los Cuerpos Académicos” [Fecha de consulta: 22/10/10] <http://www.anuies.mx/servicios/d_estrategicos/documentos_estrategicos/21/4/14.html> [Fecha de consulta: 21/10/10].
Cejas, L.; Córica, J. L.; (sin) “La tutoría en la Educación a Distancia”, Facultad Regional Mendoza de la Universidad Tecnológica Nacional. [Fecha de consulta: 19/10/10].<http://cvonline.uaeh.edu.mx/Cursos/Maestria/MTE/Tecnologia_Educ/Unidad 4_1/La_tutoria_en_la_EaD.pdf>
Facultad de Psicología, (2002). “Programa de Fortalecimiento de los Estudios de Licenciatura, Manual del Tutor, bases conceptuales y guía técnica”; Secretaria General, Dirección de Evaluación Educativa, Facultad de Psicología, 2002.
Gaceta UNAM (1988). Relatoría del Seminario: “La Tutoría en la Enseñanza Universitaria, Aportaciones tendientes a conseguir un mayor aprovechamiento de esta modalidad de la docencia”. Gaceta UNAM, 31 de Octubre de 1988.
MARTÍNEZ, Javier (2004). “El papel del tutor en el aprendizaje virtua”l [artículo en línea]. UOC. [Fecha de consulta: 19/10/10]. <http://www.uoc.edu/dt/20383/index.html>
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